Hemos destinado esta sección para tratar de resolver las dudas que con frecuencia tienen padres y madres
de familia respecto a sus hijos.  Incluiremos las preguntas que nos envíen desde el formulario que aparece
en la página principal.
Utilice la opción de búsqueda para encontrar fácilmente temas
específicos abordados en las distintas secciones del sitio:
13. ¿Qué puedo hacer para disciplinar a una niña de tres años sin tener que pegarle porque está en una rebeldía terrible?  
Gracias.

La rebeldía es un signo positivo de desarrollo; significa que la niña está tomando consciencia de sí misma y de sus
posibilidades de acción y decisión.  Es un período sumamente importante para inculcar en ella la confianza en sí misma y en
sus capacidades.  

Satisfechas las necesidades de hambre o sueño que generalmente ponen a los niños de muy mal humor, la primera
recomendación es “dejar hacer” lo más posible.  Como ya está en capacidad para vertirse sola, por ejemplo, ya puede elegir
su ropa.  Sólo hay que ayudarla para que tenga en cuenta factores como la temperatura o si llueve o hace sol para que tome la
decisión adecuada.  Si se aferra a una opción que no es la mejor, permitirle aprender de las consecuencias.  Puede aprender
a preparar sus sándwiches (emparedados), a mezclar el fresco o la leche, etc.  Como ya puede hacer muchas cosas, hay que
potenciar su independencia enseñándole a hacer muchas más.  Cometerá errores; derramará los líquidos, por ejemplo,
mientras aprende a servirse sola, pero de los errores aprenderá.  No conviene reprimir sus intentos por tomar la iniciativa.

La segunda recomendación es mantener pocas normas en casa, pero que las que haya, que realmente se cumplan.  Algunos
ejemplos de normas pueden ser no más televisión después de las seis de la tarde; guardar los juguetes, ropa y zapatos
antes de irse a dormir; llevar sus platos a la cocina después de cada tiempo de comida, etc.  Las normas serán en función de
los valores de la familia pero no vale la pena tener una enorme lista porque no podrá recordarlas todas y porque además
sentirá que se limitan demasiado sus posibilidades de acción.

La tercera y última recomendación es “no dar sermones” y entender las necesidades de la niña.  Las largas explicaciones de
por qué no debe hacer algo son inefectivas.  Si se trata de algo que hizo y tuvo consecuencias negativas, basta con describir
su conducta, hacerle ver lo que sucedió y enmendar si es posible (pedir disculpas si hirió a alguien) el problema.  Juntos
pueden decidir qué debería hacer en el futuro para no obtener el mismo resultado y satisfacer su necesidad de juego,
exploración, independencia, etc.  Ej.  Quebró la maceta por correr dentro de la casa y pasar muy cerca de la mesita.  
Descripción y consecuencia: “¿Qué pasó?  Estabas corriendo cerca de la mesita, la empujaste y por eso se cayó la maceta.  
Enmendar: ¿Qué vas a hacer?  Hay que recoger lo que se cayó, transplantar y la mata.  ¡Manos a la obra!  Decidir lo que
debiera hacer en el futuro y entender sus necesidades: Yo sé que te gusta correr pero ¿dónde podrías hacerlo para que no te
tropieces con nada ni puedas lastimarte o dañar algo?  En el jardín, el garage, o bien, retirar algunos muebles si no hay
posibilidad de jugar fuera.

Recomendamos leer las respuestas a las pregutnas
5 y 14 a continuación.


14. ¿Qué debo hacer con mi hijo de cinco años que está en pre-kinder.  Él vive como en otro mundo; no le importa nada; se
le llama la atención y no reacciona.  Dice “me voy a portar bien”, pero al dar la vuelta continúa portándose exactamente
igual.  La maestra dice que no sabe las letras que le han enseñado porque no pone atención en clase.  No sé qué hacer con
él.  Gracias.

“Portarse bien” es un concepto demasiado amplio que los niños no alcanzan a comprender porque puede ser muchas cosas.  
Por ejemplo, portarse bien puede ser comer con la boca cerrada, saludar al llegar a un lugar, decir por favor y gracias, etc.  Lo
mejor es pedir comportamientos específicos.  Además, para que la instrucción sea realmente efectiva, debe ir acompañada
de una justificación válida y razonable para el niño.  Por ejemplo, “Juanito, deja de rebotar la pelota sobre la ventana. Se puede
quebrar y es difícil repararla”.  Si no responde, repetir la instrucción y verificar que la haya escuchado.  “¿Me escuchaste?  
¿Podrías repetir lo que dije, por favor?”  Cuando el niño se detiene: “Muchas gracias. ¿Dónde podrías rebotar la pelota para
que no haya peligro?”  De esta manera estamos ayudando al niño a ser consciente de su comportamiento y de las
consecuencias que podría tener; además le estamos dando la opción de tomar sus propias decisiones y continuar con lo que
estaba haciendo pero sin riesgo.

En cuanto al aprendizaje en el colegio, valdría la pena revisar el método que está utilizando la maestra y si está respetando los
canales de aprendizaje de cada estudiante (visual, auditivo, cinestésico).  ¿Qué se le queda más a su hijo: lo que vió, lo que
oyó o lo que hizo?  Para ayudarle en casa, lo mejor es que utilice los tres canales.  Es decir que mire las letras con diferentes
tamaños y colores; que las escuche y las repita solas y en las palabras, y que las haga con diferentes materiales.  Puede
rellenar las letras impresas sobre cartulina con granos, bolitas de papel de china, pasta; recortarlas y pintarlas; e incluso
hacerlas en tres dimensiones con papel maché.

Valdrá la pena también revisar si hay muchos niños en la clase y si él aprendería mejor en una clase con menos niños y una
atención más personalizada.  Por último, si la falta de atención se presenta de diferentes maneras (olvidos, incapacidad para
concentrarse por largos períodos en una misma actividad, se distrae fácilmente) y en varios momentos  (en clase de idioma y
de matemática, durante el recreo, en casa cuando hace tareas, cuando come, cuando juega, etc.), valdría la pena hacerle una
prueba para descartar un problema de déficit de atención.  

Recomendamos leer la respuesta de las preguntas número
5 y 13 en esta página.
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Nota:  En esta sección se ofrecen consejos prácticos para cada pregunta con base en la teoría
existente y los criterios propios de la Asociación Guatemalteca De Padres a Hijos. Para abordar a
profundidad cada tema y tratar cada situación específica, se recomienda la consulta directa con
un psicólogo u otro especialista.
Preguntas que los padres nos hacemos con más
frecuencia (continuación)