Hemos destinado esta sección para tratar de resolver las dudas que con frecuencia tienen padres y madres
de familia respecto a sus hijos.  Incluiremos las preguntas que nos envíen desde el formulario que aparece
en la página principal.
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específicos abordados en las distintas secciones del sitio:
83. ¿Por qué mi hijo es inquieto?

¡Enhorabuena porque su hijo es inquieto! El ser inquieto demuestra que su hijo tiene energía, es curioso y
tiene un alto potencial para aprender.  Además, significa que se está alimentando adecuadamente y que
está sano.

La energía y la pasión por la aventura que tienen los niños y las niñas en la primera infancia es
precisamente lo que les permite construir conocimientos e ir moldeando su pensamiento. También es en
estos primeros años cuando se sientan las bases de valores, capacidades y actitudes tales como la
perseverancia, la capacidad de observación, la solución creativa de problemas, la investigación, la
capacidad de asombro, la búsqueda del conocimiento, la construcción de relaciones interpersonales
armónicas, etc.

La tarea de los adultos a cargo del cuidado de los niños y de las niñas consiste precisamente en estimular
su capacidad intelectual haciéndoles preguntas, animándolos a jugar creativamente y guiándolos en la
exploración de su entorno.  En vez de prohibir y limitar el desenvolvimiento de los niños y de las niñas,
padres, madres y cuidadores harán bien en facilitarles elementos de juego seguros con los cuales puedan
explorar su capacidad constructiva e imaginativa, así como orientarlos hacia lo que sí pueden hacer por
estar libre de peligro.  Niños y niñas en la primera infancia disfrutan trepando, por ejemplo, lo cual a los ojos
de los cuidadores es peligroso. Para permitir que los niños y las niñas fortalezcan su sentido de logro,
equilibrio, control y tonicidad muscular y orientación espacial cuando trepan, padres, madres y cuidadores
pueden facilitarles espacios seguros a los que puedan subirse, tales como troncos a diferentes alturas,
neumáticos viejos acondicionados de forma segura para que escalen y pasen entre los orificios, cuerdas
gruesas con nudos colgando de algún poste o árbol seguro, etc.  En vez de coartar el desarrollo de la
motricidad gruesa del niño o de la niña, padres, madres y cuidadores pueden facilitar mecanismos seguros
para que los niños y las niñas escalen sin peligro. Por supuesto, también es importante que padres y
cuidadores hagan ver el peligro al niño o a la niña y le ayuden a cuidarse a sí mismos: sujetándose duro,
evitando lugares muy altos y estrechos o angostos, etc.

La inquietud de los niños y de las niñas de edad escolar es justamente el potencial que aprovechan padres,
madres y cuidadores para potenciar la adquisición de destrezas y conocimientos útiles para la vida.


84. Hola quiero exponerles mi caso: Tengo dos hijos de seis y cuatro, ambos hombres, pero el de
6 me tiene muy preocupada pues me dice que no le gusta la escuela y que lo cambie. Va muy mal,
no aprende a leer, batallamos mucho tiene problemas de aprendizaje. La maestra me dice que no
quiere trabajar; yo trabajo con el en casa y cuando le estoy explicando se distrae mucho. Me ha
dicho algunas veces que lo lleve a una escuela donde haya niños como él. En otras ocasiones
me ha dicho “soy un fracasado...” y otras veces me comentó, “este cerebro ya no lo quiero”.
Parece que lo que me quiere decir mi hijo es que no se acepta. Él es un niño muy ordenado y
educado, limpio y respetuoso; no es violento, pero ¿qué le pasa o qué hacemos como padres
para ayudarle? Les ruego me ayuden; estoy muy preocupada.

Agradecemos su comunicación y entendemos muy bien su preocupación.  Niños y niñas tienen estilos
distintos para aprender. “Explicar” de la manera tradicional puede estar bien para algunos niños y niñas,
pero no es el mejor método de enseñanza. Posiblemente, en la escuela a la que asiste su hijo el sistema es
muy tradicional y esperan que los niños y las niñas estén quietos y callados aprendiendo todo el día.  Eso
no necesariamente debe ser así. En la primera infancia el mejor método para aprender es el juego. Los
períodos de atención de los pequeños es muy variable y puede ir desde los diez o quince minutos en niños
y niñas de dos años hasta los 20 ó 30 minutos en niños y niñas de cinco y seis años. La clave para
mantener la atención del niño y de la niña es que la actividad que esté realizando sea motivadora para él o
ella y absolutamente significativa, es decir que tenga sentido.  No nos gusta hacer cosas aburridas,
monótonas y que no nos interesen. ¿Verdad?

La escuela a la que está asistiendo su hijo parece que no está siendo lo suficientemente estimulante para
él. En la primera infancia, los seres humanos poseemos un torrente incalculable de energía que sirve
precisamente para descubrir y aprender todo aquello que nos permitirá desempeñarnos en la vida. La labor
de padres, madres, maestros y maestras es precisamente encauzar ese torrente de energía hacia
actividades de juego y aprendizaje que atrapen la atención del niño y de la niña y le motiven a averiguar y
querer saber más.

En el caso de la lectura, por ejemplo, el aprendizaje es absolutamente natural cuando el niño y la niña se
han dado cuenta de la función de las letras en su vida diaria y de lo que podrían saber (y los beneficios que
obtendrían) si supiera leerlas, como cuando van al restaurante por ejemplo y no saben leer la carta. La
motivación para aprender debe venir de adentro. El grado de frustración que manifiesta actualmente su hijo
está haciéndole perder la motivación genuina y su curiosidad innata por aprender. La recomendación es
buscar una escuela en la que se haga énfasis en el aprendizaje activo en donde es el alumno el
protagonista de su proceso de aprendizaje. Una escuela con pocos alumnos por aula es una gran ventaja,
pues la atención de la maestra puede ser más personalizada y su hijo puede establecer un fuerte vínculo
afectivo con ella. La relación estrecha entre maestro y alumno en las primeras edades es un motor
poderoso para impulsarlos a aprender.

No se angustie. Su hijo sencillamente está siendo niño y pide que se le trate como tal, animándole a
explorar y proponiéndole tareas que estimulen su imaginación, creatividad y deseo por saber más. Jueguen
mucho con su niño y lean por diversión; enriquezca su hogar con abundantes recursos de lectura como
revisteros en las esquinas, calendarios que consulten diariamente, notas escritas que se dejen unos a otros
(aunque no sepan leer se pueden dejar mensajes con símbolos como caritas alegres y corazones),
directorios telefónicos que utilicen para averiguar el número de algún familiar o de alguna empresa, rótulos
en las puertas y paredes para indicar los nombres de las cosas, etc. La idea es familiarizar a su hijo con las
letras y su función, así como contagiarlo del interés por saber leer para enterarse. Esmérese porque el
aprendizaje de la lectura no sea una obligación ni una carga para su hijo, sino algo sencillo que todos
logramos cuando somos pequeños, tal como aprendimos a caminar o hablar.

Les deseamos que encuentren la mejor opción educativa que se adapte a las necesidades y el estilo de
aprendizaje particular de su hijo.
Nota:  En esta sección se ofrecen consejos prácticos para cada pregunta con base en la teoría
existente y los criterios propios de la Asociación Guatemalteca De Padres a Hijos. Para abordar a
profundidad cada tema y tratar cada situación específica, se recomienda la consulta directa con
un psicólogo u otro especialista.
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