Aprender a controlar el volumen de su voz es una tarea constante en la primera infancia.  
Generalmente, niños y niñas gritan cuando juegan por la emoción que les provoca, pero
también deben aprender a controlar el volumen fuera del juego y la primera fase de este
proceso de aprendizaje es la identificación del sonido recio y suave.  


Edades: A partir de un año


¿Qué se hace?

El objetivo principal de la actividad es que el bebé o la bebé identifique cuando un sonido es
fuerte y cuando es suave, así como que aprenda a producirlos.

En un espacio abierto pero de interior, podemos pedirle que suba el volumen a un radio y
entonces decirle “está muy recio” bajemos el volumen.  Bajen entonces el volumen hasta que
casi no se escuche y necesiten acercarse a las bocinas.  Digan entonces “ahora está muy
bajito”.

Tomen un tambor (real o improvisado) y golpéenlo fuerte.  Pidan al bebé que haga lo mismo y
digan: “eso sonó muy fuerte”.  Golpeen de nuevo con suavidad e inviten al bebé a hacerlo
también; entonces digan: “eso sonó suave”.  Jueguen a correr en círculos despacio y dando
grandes zancadas cuando el tambor suene fuerte y rápido y de puntitas cuando el tambor
suene suave.

Jueguen a la lluvia con los dedos golpeando primero con un dedo la palma de la otra mano,
después con dos, tres, cuatro y toda la mano.  Hagan énfasis en cómo aumenta cada vez el
volumen de la “lluvia”.  Pidan a su hijo o hija que haga una “llovizna” (con uno o dos deditos) y
después un “chaparrón” con toda la mano.

Corran afuera y griten “¡Mama!”, “¡Papa!” o digan cualquier otra palabra que el bebé o la
bebé ya pueda repetir.  También pueden utilizar un solo sonido como “¡Ah!”. Corran de nuevo
adentro y repitan la palabra pero esta vez muy suavecito.  Repítanlo varias veces.

A la edad de un año, el bebé o la bebé sabe reconocer el volumen de la voz e incluso a
relacionarlo con emociones como identificar peligro o reconocer enfado cuando mamá o papá
hablan recio, o bien, a calmarse y dormirse cuando mamá y papá le arrullan con suavidad.
Sigan ayudándole a identificar esta diferencia.
¡Que la mesa para la Cena de Navidad quede hermosa!
Envíennos fotografías de sus hijos participando en esta actividad para ilustrar
este espacio al
correo electrónico de la Escuela.
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Recio y quedito...