Hemos destinado esta sección para tratar de resolver las dudas que con frecuencia tienen padres y madres
de familia respecto a sus hijos.  Incluiremos las preguntas que nos envíen desde el formulario que aparece
en la página principal.
Utilice la opción de búsqueda para encontrar fácilmente temas
específicos abordados en las distintas secciones del sitio:
43. ¿Qué actividades pueden hacerse para entenderse mejor con los hijos?

Gracias por la pregunta. El primer principio para la buena comunicación con los hijos es la observación.  Cuando los bebés
aún no saben comunicar con palabras lo que desean o sienten, puede parecer difícil entenderles, pero los padres y las
madres que los observan con frecuencia, pueden saber con gran exactitud lo que necesitan sus hijos. Si por ejemplo están
observando que en un bote plástico los niños están echando algunos objetos y después encuentran la tapadera, puede
anticiparse que pedirán a quien esté cerca que les ayude a tapar el bote completamente para experimentar con los sonidos
de su nuevo chinchín o sonaja. Otra forma de entender lo que necesitan cuando aún no pueden hablar es manteniendo un
horario para cada actividad: si es la hora de la siesta y el bebé parecer estar incómodo, seguramente está pidiendo que le
ayuden a dormirse, o bien, si se acerca la hora de almuerzo, quizás tiene hambre y podríamos ofrecerle algún bocadillo que
le ayude a esperar mientras se reúne la familia para almorzar.

El segundo principio para comunicarse es el juego.  El juego es el lenguaje natural del niño y de la niña en los primeros
seis años de vida.  Casi todo lo que los niños aprenden a esta edad es a través del juego.  Ya sea que lo aprendan durante
el juego, o bien, que jueguen a imitar algún procedimiento que observaron.  En cualquier caso, jugar con ellos nos permite a
los adultos entender mejor su mundo, darnos cuenta de lo que realmente les gusta y les hace feliz, así como de las
decisiones que toman. ¿Cómo eligen el juego? ¿Qué reglas ponen? ¿Les gusta la acción o más bien los juegos tranquilos?

El tercer principio es compartir las tareas domésticas o incluso si se puede, las académicas o las laborales. Las
domésticas son más fáciles pues implican tareas como cocinar, sacudir los muebles, barrer, lavar el automóvil, regar las
plantas y demás que todo niño adora y no lo ve como trabajo sino como una forma maravillosa de colocarse al nivel de sus
padres. Por supuesto, hay que tener presente que al compartir la realización de estas actividades se duplica el tiempo de
ejecución pues trabajamos al ritmo de sus manos y pies pequeños, de su facilidad de distracción con cualquier cosa que le
rodea y de los accidentes naturales tales como derramar la harina al piso, mojarse la ropa, derramar el agua y muchos
etcéteras más.

El cuarto principio es la conversación. Por muy corta que sea la edad de nuestros hijos, cuando estamos juntos, la
conversación nos mantiene “conectados”. Podemos conversar sobre muchas cosas: lo que nos sucedió a cada uno durante
el día, lo que vieron en la televisión, la comida que preparó mamá, las flores que crecen en el jardín, los cuentos que leyeron
la noche anterior, etc.  Los temas son ilimitados y cuando los niños son un poco mayores, podrán crear historias juntos.

Por último, el quinto principio que está presente en los cuatro anteriores es dedicarles mucho tiempo.  Se necesita tiempo
para observarlos, para jugar con ellos, para compartir tareas y para conversar, todo lo cual les ayudará a entenderse mejor.
¡Adelante!

44. ¿¿Qué tan acertada es la idea de tener regalitos guardados para entregarlos al hermano mayor cuando alguien le
lleve al bebé nuevo?

¿Cuál es la lógica detrás de esta idea?

Con cada acción que tomamos en relación con nuestros hijos, la pregunta debe ser siempre: ¿Qué aprendizaje estoy
reforzando con esto que estoy haciendo?

Entonces, ¿qué aprendizaje se refuerza cuando se le da un regalo al mayor cada vez que alguien le lleva uno al bebé?

Lo que padres y madres deben reforzar en sus hijos mayores aprovechando la llegada de un bebé a la casa son
sentimientos tales como la empatía y la autoestima desde el interior del infante.

En este sentido, recibir la visita que llega a conocer al nuevo miembro de la familia es una excelente oportunidad para que el
mayor aprenda a ser un buen anfitrión y se sienta bien consigo mismo. Debe tener clara la idea de que el bebé es un recién
llegado y por lo tanto todos hacemos lo posible para que se sienta bien; darle obsequios es una forma de darle la
bienvenida. Incluso, el hermano o la hermana mayor puede hacerle el primer obsequio cuando vaya a verlo/a al hospital. De
esta manera, cuando llegue la visita a conocerlo/la podrá animársele a recibir el obsequio y abrírselo al bebé porque él o
ella aún no puede hacerlo. Se debe fomentar sentirse bien pensando que su hermanito/a se va a ver muy bien con la ropa
nueva o que va a gustarle jugar con su juguete nuevo.

Parece un comportamiento de "adultos", lejano para las actitudes a veces egoístas de los niños y las niñas en la primera
infancia, pero no es así. El sentimiento de la empatía nace con el ser humano y florece gracias a la labor de mediación que
realizan sus padres con él/ella.
© Derechos reservados, 2004-2006.
Nota:  En esta sección se ofrecen consejos prácticos para cada pregunta con base en la teoría
existente y los criterios propios de la Asociación Guatemalteca De Padres a Hijos. Para abordar a
profundidad cada tema y tratar cada situación específica, se recomienda la consulta directa con
un psicólogo u otro especialista.
Preguntas que los padres nos hacemos con
más frecuencia
Leer más preguntas