Hemos destinado esta sección para tratar de resolver las dudas que con frecuencia tienen padres y madres
de familia respecto a sus hijos. Incluiremos las preguntas que nos envíen desde el formulario que aparece
en la página principal.
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específicos abordados en las distintas secciones del sitio:
75. Mi esposo y yo nos separamos cuando nuestro hijo tenía dos años, pero él tiene contacto
constante con su papá; lo ve casi todos los días. Ahora que tiene casi 5 años, me voy a casar
nuevamente. Quiero saber cómo hacer para que este cambio sea lo menos impactante para mi
hijo. Gracias.
Gracias por su pregunta. Está muy bien que su hijo mantenga una relación estrecha con su padre. El hecho
de que los padres no hayan podido convivir no debe ser impedimento para que los hijos desarrollen lazos
afectivos fuertes con su papá y su mamá, aunque no vivan con ellos. Una positiva presencia de los padres y
su afecto son fundamentales en la primera infancia para que niños y niñas desarrollen un sano concepto de
sí mismos y una alta autoestima que les permita afrontar los retos del desarrollo en etapas posteriores.
Tomar la decisión de casarse cuando se tiene un hijo de cinco años es algo serio. Ambos padres
separados tienen derecho a ser felices con una pareja; lo importante es cuidar mucho la relación con su
hijo, pues el niño o la niña fue primero que el nuevo amor. Es importante que el niño o la niña haya tenido
tiempo suficiente para conocer a la nueva pareja de su madre o de su padre para confiar en él o en ella,
aceptarlo/a y quererlo/a como un miembro más de la familia. Esta relación que hayan podido desarrollar es
muy importante para la convivencia futura. Al tomar la decisión de casarse de nuevo, mamá o papá ya no
están solos y no deciden por sí mismos. Los hijos son y serán parte de esa nueva relación por lo que
merecen sentirse a gusto. Ser parte de la decisión de que la pareja de su madre o de su padre llegue a vivir
con ellos le da seguridad al niño o a la niña. Saberse que también tiene control de la situación le da
confianza para experimentar y aprender de la nueva relación.
Si la relación entre el niño/la niña y la nueva pareja es positiva, el siguiente paso es garantizarle que su
relación con sus verdaderos padres seguirá siendo la misma. Habrá que procurar que no haya cambios
bruscos y que el tiempo que pasa con uno y con otro se mantenga. La clave en la primera infancia para
garantizar la total adaptación del niño o de la niña a las nuevas situaciones es introducir en su vida un
cambio a la vez, para que pueda asimilarlo con calma y adaptarse a él a su propio ritmo. En el caso del
nacimiento de un/a hermanito/a, por ejemplo, para cada cambio que involucre directa o indirectamente al
hermano mayor y que además tenga una trascendencia emocional, debe partir de una motivación dentro
del niño la niña misma. Por ejemplo, cuando va a nacer un hermanito/a, si el niño o la niña no asistía a un
centro escolar, los padres generalmente deciden que ahora es lo mejor, sobre todo para permitir a la madre
más tiempo con el recién nacido. La lógica adulta es correcta, pero si el desprendimiento y la separación
del hogar no se hace gradualmente y la experiencia de ir a un centro educativo es poco atractiva en un
principio, y además, ésta se produce justo después de que nació el bebé, el niño o la niña tiene suficientes
motivos para creer que está perdiendo el afecto de sus padres y que es a ese bebé a quien le están dando
el tiempo y el amor que le pertenece.
Recomendamos que en su experiencia particular, revise qué situaciones de su relación con su hijo podrían
verse afectadas y empiece a trabajar en ellas antes de casarse de manera que el “culpable” de esa
separación con su madre no sea su nueva pareja, sino que su hijo lo perciba como una etapa más de
crecimiento y de aprendizaje.
Aprender a vivir con alguien más será un proceso gradual. Lo mejor es que se pongan de acuerdo con su
nueva pareja sobre la manera como usted ha estado educando a su hijo y las reglas que tienen en casa.
No será bien aceptado por su hijo que su padrastro cambie las reglas con las que ha vivido toda su vida, y
tres años son para un niño de cinco años “toda una vida”; es más de la mitad de los años que tiene. Como
adulto, su pareja deberá entender que es él quien se está incorporando a una familia (usted y su hijo) ya
formada.
Les deseamos una vida feliz. Recuerde que sin ser egoístas, padres y madres felices en sus otros roles de
vida (profesional, de pareja, etc.) llevan esa felicidad a la relación con sus hijos y al mantener una relación
potenciadora con sus hijos, proyectan felicidad en las otras esferas, construyéndose de esta manera un
círculo virtuoso de vida en plenitud.

Nota: En esta sección se ofrecen consejos prácticos para cada pregunta con base en la teoría existente y los criterios propios de la Asociación Guatemalteca De Padres a Hijos. Para abordar a profundidad cada tema y tratar cada situación específica, se recomienda la consulta directa con un psicólogo u otro especialista.
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Preguntas que los padres nos hacemos con más frecuencia
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