Hemos destinado esta sección para tratar de resolver las dudas que con frecuencia tienen padres y madres
de familia respecto a sus hijos. Incluiremos las preguntas que nos envíen desde el formulario que aparece
en la página principal.
Utilice la opción de búsqueda para encontrar fácilmente temas
específicos abordados en las distintas secciones del sitio:
15. ¿Por qué sólo ayudar a padres con niños hasta 6 años, si los mayores problemas empiezan en la preadolescencia?
Muchas gracias por la pregunta. La época de la primera infancia es la etapa de formación más crítica en el ser humano pues
es durante estos años cuando se crea la base neurológica para los aprendizajes futuros (la mayoría de las conexiones
sinápticas se producen antes de los seis años). En los primeros años, el cerebro humano tiene la única oportunidad de su
vida de adquirir ciertos aprendizajes y de preparar su cerebro para adquirir otros posteriores. Los entornos enriquecidos con
muchas experiencias sensoriales positivas son los ideales para potenciar este desarrollo en la primera infancia.
Por otro lado, es también en la primera infancia cuando se forma la base de la inteligencia emocional, es decir de la manera
como controlará sus emociones y sentimientos en la vida adulta. Para Goleman, «(El) aprendizaje emocional se inicia en los
primeros momentos de la vida y prosigue a lo largo de toda la infancia. Todos los intercambios que tienen lugar entre padres
e hijos acontecen en un contexto emocional y la reiteración de este tipo de mensajes a lo largo de los años acaba
determinando el meollo de la actitud y de las capacidades emocionales del niño».
Las etapas de la preadolescencia y la adolescencia presentan retos propios relacionados con el despertar a la madurez y la
independencia de los niños, pero no debieran ser problemáticos si durante los primeros seis años de vida se hizo un
esfuerzo consciente por proveerles de un hogar colmado de respeto de su individualidad, de potenciación de su inteligencia
emocional y de reforzamiento de su inclinación innata por aprender constantemente y por supuesto de todo el amor y las
manifestaciones de afecto posible. Recomendamos la lectura de El trabajo de los bebés y del artículo Desarrollo del cerebro
basado en la experiencia temprana y su efecto en la salud, el aprendizaje y la conducta publicado por la OEA y el Banco
Mundial.
16. ¿Qué puedo hacer con una niña que le encanta pintar todo con sus crayones: paredes, muebles, etc., a pesar de que
ya se le han comprado libros para colorear y cuadernos en blanco?
Los niños pequeños necesitan espacios grandes para dibujar y experimentar con los trazos de su mano. Están aprendiendo
a controlar los movimientos de sus brazos y sus muñecas, por lo que será difícil que logren trazos pequeños y por lo tanto si
no les damos áreas amplias para trabajar, ellos eligen las que consideran más convenientes. Por otro lado, su memoria
también se está entrenando y con frecuencia olvidarán nuestras instrucciones. Finalmente, su “sentido de decoración” no es
el mismo que el nuestro y para ellos una florecilla añade un “toque decorativo” a un sofá liso y sin gracia…
Las razones por las cuales a los niños les encanta pintar todo con sus crayones pueden ser muchas y muy variadas. No se
debe descartar, sin embargo, el hecho de que posiblemente necesiten la atención de sus padres y al colorea algo prohibido
ya confirmó que con seguridad obtendrá una respuesta de ellos.
Cuando los niños son muy pequeños (menores de tres años), los crayones, témperas, marcadores, etc. deberían estar fuera
de su alcance y su uso debiera significar un momento especial del día en el que mamá o papá dedican tiempo para colorear
con ellos. En este intercambio, los padres enseñan a sus hijos dónde sí pueden dibujar y dónde no. Lo mejor es utilizar
grandes pliegos de cartulina que pueden colocarse sobre el suelo. Las alfombras de goma-espuma son ideales para esto
porque crean una superficie cómoda para tenderse sobre el suelo, permiten sujetar la cartulina con cinta adhesiva para que
no se mueva y que los niños utilicen sus manos libremente y sobre todo, son lavables. Otra opción es forrar una pared con
papel periódico en un área mayor al área que abarcan los bracitos de los niños; encima se colocan las cartulinas y así
pueden colorear con toda libertad. Lo mejor siempre es colorear al aire libre, donde no haya peligro de dañar algo. Los
niños debieran poder entregarse a sus creaciones artísticas sin el temor de mancharse o de manchar muebles o paredes.
Los libros con hojas en blanco están bien, pero al elegirlos son mejores los de tamaño grande (doble oficio o más). Los
libros para colorear por su formato pequeño son mejores para niños mayores de tres años que ya han tenido bastante
práctica con áreas grandes y controlan mejor los movimientos de su brazo, muñeca y manos.
Si los niños dañan alguna pared o mueble, sean menores o mayores de tres años, se recomienda que contribuyan a
limpiarlo. No es aconsejable hacer un gran drama por lo acontecido ni adoptar una actitud violenta. Con calma y serenidad,
pero con tono firme se les debe aclarar que “En la pared, no” y que “Ahora hay que limpiar.” Con cepillo y jabón en mano,
limpien la mancha y hagan énfasis en lo difícil que es quitar la mancha y que por ello no hay que pintar ahí, “sólo sobre el
papel”. Eso sí, cuando la niña o el niño pinte sobre algún papel con información importante no lo regañen porque entonces
estarían contradiciendo la instrucción de pintar “sólo en el papel”. Vale más prevenir: los documentos importantes deben
estar fuera del alcance de los niños. ¡Que se diviertan con el color!
© Derechos reservados, 2004-2005.
|
Nota: En esta sección se ofrecen consejos prácticos para cada pregunta con base en la teoría existente y los criterios propios de la Asociación Guatemalteca De Padres a Hijos. Para abordar a profundidad cada tema y tratar cada situación específica, se recomienda la consulta directa con un psicólogo u otro especialista.
|
Preguntas que los padres nos hacemos con más frecuencia (continuación)
|