Hemos destinado esta sección para tratar de resolver las dudas que con frecuencia tienen padres y
madres de familia respecto a sus hijos. Incluiremos las preguntas que nos envíen desde el formulario que
aparece en la página principal.
Utilice la opción de búsqueda para encontrar fácilmente temas
específicos abordados en las distintas secciones del sitio:
22. Mi hija tiene 2.5 años y ha dado por escupirle a las personas o niños si estos la molestan o simplemente no está de
humor. ¿Cómo puedo evitarlo? Gracias.
A esta edad, los niños y las niñas están aprendiendo las normas de convivencia. Copian modelos y ensayan nuevas
prácticas que repiten si obtienen una respuesta favorable. A su edad, una respuesta favorable puede ser sencillamente
lograr la atención de los padres. Por ello, es muy importante vigilar nuestro propio comportamiento para ser los mejores
modelos y ser cuidadosos con nuestras reacciones para evitar reforzar, sin quererlo, las conductas inadecuadas.
Cuando un niño o una niña menor de dos años muerde, pega o escupe a alguien más, está expresando su frustración con
los recursos que tiene disponibles ante su limitada capacidad de comunicarse verbalmente. Padres y madres debemos
estar atentos a su comportamiento, observar qué lo provocó y ayudarle a controlarse. Lo mejor es actuar con la mayor
serenidad y tranquilidad posible. La idea es no hacer del suceso un gran evento que concentre toda la atención en el niño o
la niña, pues si lo que quería era llamar la atención, ya lo ha conseguido.
Si agrede a alguien, es mejor separarlo(a) del grupo y explicarle que debe interrumpir el juego porque lo que hizo provocó
que su amiguito(a) se sintiera triste, por ejemplo. Den instrucciones cortas como “cariñito, sí; saliva, no” (cuando escupe,
por ejemplo). Digan al niño o a la niña que para seguir jugando deben ayudar a que su amiguito(a) esté feliz de nuevo y
disculparse con un abrazo o un besito. Recuerden no enojarse ni alterarse. Están enseñando procesos de convivencia; su
comportamiento debe ser un modelo digno de imitar. Actúen con la misma naturalidad como cuando le enseñan a jugar
con plasticina. Si es él o ella la agredida, enséñenle a apartarse del niño o de la niña agresora. Por ningún motivo
estimulen la violencia diciéndole que “no se deje”. La construcción de un mundo pacífico es una de nuestras tareas como
padres de familia.
Por otro lado, más vale prevenir. Ayuden al niño o la niña a cambiar de actividad cuando observen que está cansado(a) o
irritado(a). Cuando esté jugando sin agredir, felicítenlo(a) porque está siendo amigable. Seguramente, buscará más
oportunidades de obtener nuestra felicitación y con eso lograremos reforzar el comportamiento positivo.
¡Buena suerte!
23. Tengo 2 hijos, la nena de 3 años y 1/2 y el nene de 1 año y 1/2. Mi hija es muy tranquila y educada; no es agresiva ni
traviesa. El pequeño, que es un poco travieso, le pega constantemente a la nena y la muerde. Ella no lo agrede y siempre
está pendiente de él y de cuidarlo. Me preocupa que ella piense que su hermano es su responsabilidad y que debe
protegerlo y no sé cómo lograr que él ya no le pegue ni la muerda. Gracias.
Felicitaciones por sus hijos y por la madurez emocional que demuestra su hija. La agresividad en los niños es signo de su
incapacidad para comunicar sus sentimientos de frustración, enfado, cansancio, etc. Usted puede verlo muy bien con sus
hijos. El pequeño pega y muerde porque aún no domina la habilidad verbal para comunicar su enojo o sus necesidades, la
mayor no tiene por qué hacerlo, pues su capacidad de razonamiento y destreza en el lenguaje, le permiten optar por
soluciones más “racionales”. Ella aprendió que su hermano menor era más pequeño y más débil que ella y por eso
necesitaba protección y ayuda. Ayúdenla, a darse cuenta de lo mucho que ha cambiado su hermanito desde que nació: que
ha pasado de ser un bebé indefenso que casi no se movía, a ser un bebé activo que se desplaza con facilidad y que tiene
mucha energía para jugar. Ya no necesita tantos cuidados y ahora puede ser su compañero de juego. Ayúdenlos a jugar
juntos con bloques o trozos grandes, con pelotas de diferentes tamaños, con las pinturas de dedo o los crayones, a jugar de
comidita y de cuidar a las muñecas. No hagan gran distinción entre los juegos de la niña y del bebé. Los varones también
necesitan jugar a cuidar a sus muñecos para desarrollar ternura y empatía.
Cuando el bebé la agreda, enséñenle a apartarse de él. Jamás estimulen a que “no se deje” y le responda con violencia. Si
se aparta, tanto ella como el bebé estarán desarrollando un aprendizaje positivo para la convivencia. Él se dará cuenta de
que está haciendo mal y que la diversión termina cuando alguien lastima a otro; por su parte, ella aprenderá a solucionar
problemas por la vía pacífica. El dicho común de que “cuando alguien es fuego el otro debe ser agua” es una regla de oro
para la solución de conflictos que su hija está aprendiendo con éxito. No se trata de ser sumisa y recibir los golpes, sino de
aprender a valorarse a sí misma y retirarse de una situación que pone en riesgo su integridad. Las preguntas 22 y 8 se
refieren a los comportamientos agresivos en los bebés.
En esta relación hermosa entre sus hijos hay un enorme potencial de aprendizaje por aprovechar. ¡Adelante!
24. Hola, mi niña de 3 años vuelve a hacerse pipi. Esto ya lo había controlado. ¿Será problema con sus riñones o
psicológico? Gracias y saludos.
El control de esfínteres es un aprendizaje complejo porque involucra muchos aspectos, tanto neurológicos, como
fisiológicos, emocionales y cognoscitivos, por lo tanto estos accidentes pueden tener muchas causas.
Si ya no se mojaba y ahora lo hace, esto podría ser un mecanismo de defensa conocido como regresión. La regresión es
un comportamiento característico de una etapa anterior que se presenta en un período tenso para el niño o la niña con la
intención subconsciente de reconquistar la seguridad perdida. Hay que observar si en el entorno de la niña se han
producido cambios, por insignificantes que parezcan, que hayan desestabilizado en cierta forma sus rutinas: nuevo
hermanito, nuevo colegio, nuevos compañeritos de clase, nueva maestra, cambio en el trabajo de los padres, cambio de
casa, etc. Ante la inseguridad que le plantean los cambios, de manera inconsciente, la niña busca la época pasada en
donde estaba segura y adopta comportamientos anteriores como no aguantar para ir al baño. Si esta es la causa, lo mejor
es no prestar atención a los accidentes y ayudarla a superar su inseguridad ante el cambio. Cuando logre adaptarse, podrá
volver a su rutina de ir al baño.
La madurez neurológica y fisiológica para controlar el deseo de ir al baño no se alcanza a una edad específica; abarca el
período entre los dos y los cinco o seis años. Si este es el caso, hay que tener paciencia y ayudar positivamente a su hija.
Esta es una situación que está fuera de su control, pues la madurez es cuestión de la naturaleza y el tiempo. Puede
ayudarla recordándole que necesita ir al baño y utilizando calzoncitos especiales para que no se moje. Necesita aprender a
ser consciente ella misma de la necesidad de ir al baño. Se recomienda la lectura del artículo Aprender a ir al baño. ¡Éxitos!
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Nota: En esta sección se ofrecen consejos prácticos para cada pregunta con base en la teoría existente y los criterios propios de la Asociación Guatemalteca De Padres a Hijos. Para abordar a profundidad cada tema y tratar cada situación específica, se recomienda la consulta directa con un psicólogo u otro especialista.
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Preguntas que los padres nos hacemos con más frecuencia (continuación)
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