Hemos destinado esta sección para tratar de resolver las dudas que con frecuencia tienen padres y madres
de familia respecto a sus hijos.  Incluiremos las preguntas que nos envíen desde el formulario que aparece
en la página principal.
Utilice la opción de búsqueda para encontrar fácilmente temas
específicos abordados en las distintas secciones del sitio:
47. Mi hija le tiene miedo a los payasos o cualquier disfraz de personajes.  Si ustedes tuvieran
material respecto a este tema, agradeceré si lo publican.  Gracias,

Gracias por su solicitud.  El temor a los payasos o a cualquier otro personaje disfrazado en los primeros
años de vida es bastante común. Desde muy temprana edad, cuatro meses incluso, los niños y las niñas
aprenden la diferencia entre los objetos animados, como las  personas y los animales, y los objetos
inanimados. Saben que las personas y los animales pueden moverse a voluntad y demostrar
manifestaciones emocionales y afectivas. Las cosas, por su parte, no se mueven si no las mueve alguien
más; no demuestran emociones sino simplemente son así.  En el caso de peluches y muñecos, tienen claro
que aunque tengan rostro y se muestren amistosos, no tienen “vida”.  Si no hay eventos frecuentes que les
permitan incorporar una nueva categoría, la categoría de “objetos inanimados que hablan y se mueven
solos”, la lógica de que los objetos inanimados no hablan ni se mueven permanece con ellos.  Los payasos
y demás personajes disfrazados entran en la categoría de objetos inanimados, pero ¡hablan y se mueven!  
El susto es lógico y hasta cierto punto una manifestación esperada.  ¿Qué sentiría usted de que de pronto
un día se acercara por el zoológico y el elefante le hablara y le pidiera que le diera un baño?  La situación
se saldría del esquema mental que posee sobre el comportamiento animal y probablemente sentiría temor.  

¿Cómo podemos ayudar a los niños y a las niñas?  Una solución que se deduce de la explicación anterior
es ayudarle a incorporar desde pequeño esa “tercera categoría” objetos inanimados que hablan y se
mueven porque:
los activamos con un botón
los manejamos con las manos y les ponemos nuestra voz (en el caso de los títeres, por ejemplo)
alguien se disfrazó

Jugar a disfrazarse es un bonito ejercicio que ayuda a los bebés a comprender que podemos vernos
diferentes si nos maquillamos, nos ponemos cosas en el pelo o usamos una máscara.

48. Quisiera información sobre los miedos de los niños a los dos años. Gracias.

Gracias por la solicitud.  Efectivamente, en este espacio de preguntas más frecuentes de los padres y las
madres de familia se ha dado respuesta a dos preguntas puntuales acerca de los miedos infantiles, una
sobre el temor a los payasos y las personas disfrazadas (No. 47 anterior a esta) y otra sobre el
miedo a los
monstruos y la oscuridad.

El miedo es una reacción normal de los seres humanos y de hecho, es una emoción que pone en alerta al
organismo y lo prepara para la huída con el fin de resguardarse del peligro que acecha. Muchos de los
temores infantiles tienen una sustentación lógica, como el temor a los perros por ejemplo.  ¿Quién no le
tendría miedo a un animal de gran tamaño (al menos más grande que uno mismo), que ladra y que hasta se
muestra amenazante (o al menos así lo parece)?

Es importante reconocer también que no se trata de no tener miedo (el miedo es útil para defenderse), sino
de ser capaz de dominarlo de tal manera que no impida experiencias que podrían ser altamente
gratificantes y estimulantes como acariciar o jugar con un perro.

Para ayudar a un niño o a una niña a superar su miedo y a sentirse más cómodo, la estrategia más útil es la
exposición gradual a lo temido, respetando en todo momento sus decisiones y jamás obligándolo a hacer
algo que no desea.  Para seguir con el ejemplo del perro, si en casa de la tía hay un pastor alemán que
supera el tamaño del niño o de la niña de dos años, será lógico el temor, pero si el animal es dócil y no
representa peligro, en cada visita a la tía, el niño o la niña puede ir acercándose poco a poco a él. Antes
que nada, validen el temor del niño o de la niña reconociendo que tiene razón en temerle a "Bobby" si es
tan grande y parece tan fuerte, pero al mismo tiempo introduzcan la idea de que si llegan a conocerse
mejor, pueden ser muy amigos. Al principio, ayuden al niño/a a saludarlo de lejos, a observarlo desde una
ventana, a lanzarle su juguete favorito; también pueden  llevarle galletas especiales o un hueso de juguete.
La relación entre el perro y el niño o la niña debe irse construyendo gradualmente, sin presión alguna y con
el reforzamiento positivo y acompañamiento de los adultos.

La estrategia descrita para manejar el temor a un perro puede utilizarse en cualquier otra situación, ya sea
temor a la oscuridad, a los automóviles, a los ruidos, e incluso a ciertos familiares con “aspecto
atemorizante” (voces roncas, altos, etc.).  El secreto es acompañarlo/la siempre para que sienta nuestro
apoyo y ser pacientes pues el proceso de adaptación puede durar incluso más allá del año.

Otra fuente frecuente del miedo es lo desconocido: no saber lo que sucederá y por lo tanto, no tener el
control de la situación.  En el caso de la visita al pediatra o al dentista, por ejemplo, es muy importante que
en casa se hable mucho sobre lo que pasará el día de la consulta para ayudar al niño o a la niña a crear
una representación en su mente y a “practicar mentalmente” la manera como se comportará.  Es
sumamente importante hablarle con la verdad para que el niño o la niña confíen en nosotros.  Si se trata de
una vacuna, por ejemplo, no hay que decirle que no le va a doler, pues más de alguna sensación incómoda
habrá.  Lo que puede hacerse es practicar qué hará cuando la pediatra le coloque la inyección: respirar
profundo, oler su frazada favorita (sin habérsela lavado, por supuesto), recostar su cabeza sobre su
muñeco favorito, etc.

El miedo es normal; es una emoción que nos garantiza la supervivencia y no debe ser objeto de burla o
represión, sino más bien una oportunidad para aprender a manejarlos y no permitir que impidan nuestro
desempeño.


49. Mi hijo de 4 años ha empezado a experimentar pesadillas.  Según las historias que el me
cuenta, las mismas son relacionadas con objetos de la vida diaria: verduras, sus juguetes, su
familia. Siempre crei que las pesadillas eran consecuencia de los estímulos que reciben los
niños por lo que siempre he cuidado que los juegos, cuentos y la TV estén de acuerdo con su
edad y capacidad de comprensión. Entonces, ¿por qué sufre de pesadillas y cómo puedo
ayudarlo?

Muchas gracias por su pregunta.  Efectivamente, las pesadillas tienen su origen en los estímulos que
reciben los niños y las niñas durante sus horas de vigilia, pero hay que tener presente que estos estímulos
no sólo se limitan a los juegos o videojuegos, narraciones o programas de televisión, sino son todas las
situaciones en las que participan durante el día.  

Generalmente, se reconoce a las pesadillas como una señal de estrés o ansiedad en el niño o la niña.  Las
pesadillas son la representación “material” de sus temores y frustraciones por lo que es muy importante
prestarles atención para descubrir aquello que pueda estarle provocando emociones perturbadoras.  En su
pregunta, usted indica únicamente los elementos que participan en las pesadillas; vale la pena conocer los
sucesos que ocurren en los sueños; es decir, qué hacen las verduras, por ejemplo, cómo son, qué colores
tienen, qué tamaño tienen, hablan o no; también, qué papel juega el niño en el sueño, dónde está respecto
de las verduras, cómo se siente, etc.  A partir de toda esta información, es posible intentar alguna
interpretación.  En este caso, podría tratarse de una excesiva presión para que el niño coma verduras por
parte de quien le acompaña en los momentos de la comida, ya sea en el centro escolar, en su hogar o en
casa de sus cuidadores.  Habrá que revisar si se le está obligando a comer verduras o si las come con
gusto.  Otra posibilidad es que esté viendo algún programa en donde los objetos inanimados cobran vida y
podrían incluso desempeñar roles amenazantes; también cabe la posibilidad de alguna mala experiencia
con alguna verdura animada de las que comúnmente se ven en los supermercados para promover algún
producto.  

La clave en estos casos es la observación.  También, se puede pedir al niño que dibuje su sueño para
entenderlo mejor y ayudarlo a reflexionar él mismo sobre por qué cree que está soñando eso: ¿le dan
miedo (le disgustan) las verduras? ¿Se asustó alguna vez con una verdura? ¿Se iba a ahogar comiendo
alguna verdura? ¿Se indigestó a causa de alguna comida preparada con verduras?

Las pesadillas son, hasta cierto punto, una condición normal en los niños de edad preescolar, pues como
se dijo anteriormente, son su forma de representar y en algún momento, superar, sus miedos y
frustraciones. No obstante, si se producen más de una o dos veces al mes, y es el mismo sueño el que se
repite una y otra vez, debe prestársele atención y analizar sus detalles para intervenir en las actividades
que realiza el niño durante los momentos de vigilia para ayudarle a superar cualquier situación que le esté
causando angustia.

Para que los niños y las niñas tengan sueños desafiantes y divertidos, lo más importante es vigilar que
durante el día también participen en actividades desafiantes y divertidas. ¡Adelante!

Si las pesadillas persisten y son demasiado frecuentes, conviene consultar con un especialista.

50. ¿Por que mi niña de 02 años pega y es berrinchuda?

El comportamiento de los niños y de las niñas deriva de la imitación del comportamiento de sus padres y
cuidadores. Si la niña aprendió a pegar cuando se contrarían sus deseos es porque los adultos le pegan
cuando se contrarían los suyos.  Es decir, cuando el adulto le pega para que se comporte de la manera que
él espera. Si ni los padres, ni los cuidadores le pegan a la niña, habrá que observar a sus compañeros de
juego. Posiblemente haya algún niño o niña que aprendió a obtener lo que desea pegando de algún otro
adulto y utiliza esta práctica con la niña.  Las caricaturas de la televisión también son una fuente de
aprendizaje para los niños que las observan.  En muchas de las caricaturas, se observa que los
protagonistas se pegan entre sí para obtener algo a cambio.  Habrá qué revisar, entonces, los programas
de televisión que posiblemente esté viendo la niña.

Entre las estrategias que pueden utilizarse para erradicar este comportamiento están la presentación de
modelos correctos ante todo.  Es decir, que los padres y cuidadores deben hacer un esfuerzo consciente
en no pegar a la niña cuando esté comportándose de alguna manera no deseada, sino más bien disuadirla
para que se involucre en alguna otra actividad.  Asimismo, se deberá hacer énfasis en que al golpear
lastima a los demás y eso hace que se sientan tristes.  El manejo de las propias emociones, así como el
desarrollo de la empatía y del respeto por las emociones de los demás se produce precisamente en la
etapa de la primera infancia, por lo que desde las más tiernas edades vale la pena hacer énfasis en que los
niños y las niñas reconozcan sus propios sentimientos y los de los demás y que utilicen el comportamiento
más adecuado para sentirse bien ellos mismos y hacer sentir bien a quienes les rodean.

En este espacio se ha dado respuesta a varias preguntas relacionadas, por lo que recomendamos leer las
preguntas
8, 13, 20, 22 y 33, así como los siguientes artículos:¡Berrinches! Más vale prevenirlos  y Ellos
aprenden de nuestras reacciones.
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Nota:  En esta sección se ofrecen consejos prácticos para cada pregunta con base en la teoría
existente y los criterios propios de la Asociación Guatemalteca De Padres a Hijos. Para abordar a
profundidad cada tema y tratar cada situación específica, se recomienda la consulta directa con
un psicólogo u otro especialista.
Preguntas que los padres nos hacemos con
más frecuencia
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